Resulta extraordinariamente complicado, en ocasiones, comprender por entero el significado de la caricia sutil que dejan los seres iluminados sobre nuestra mente, y las inevitables consecuencias que, sin saberlo, sobrevienen contra nuestra enmarañada capa de paradigmas y la impenetrable residencia de nuestros fantasmas.
Este suceso cobra mayor relevancia cuando se trata de la letra escrita, que es quizá, la forma más eficaz de perpetuar la escencia del espíritu y la unicidad del alma. Pues el escritor, al compartir un fragmento de su vida, algunas veces triste, oscuro o fatal; en ocasiones morboso, perverso o erótico; y en algunas otras ocasiones, dulce, feliz; en un cuento, en un poema o en una novela interminable, estampado en la irónica superficie del papel mudo, nos hace cómplices y testigos de sus historias, compañeros de sus aventuras épicas o de sus penosas anéctodas, nos hace dolientes de sus destinos fatales o afortunados voyeurs de sus inolvidables escenas eróticas.
Ergo, resulta difícil comprender la virtud que reside en su afán de entregarnos su vida en palabras.
1 comentario:
Wow... Impresionante, vivo, realista y sobre todo natural... Así es como poco a poco el mundo de las letras nos sumerge en universos paralelos y diferente... Me encanto... Muy buena...
Bs, R
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