EL POETA ES
El poeta es el humo de una taza de americano
en la cafetería centenaria.
Es el vagabundo que espera misericordia de pie,
en la esquina, muerto de hambre.
Es la nube errabunda que viaja,
la rama del árbol que mece el viento,
el cigarro que se acaba,
el hombre más viejo,
el bolero que no se cansa,
el indígena que vende barras de amaranto,
es la fuente que se le acabó el agua.
Es un templo antiguo.
El niño que ha llorado
y la lágrima de su mejilla;
aquel suspiro desconsolado.
Es la pareja de novios que se mira,
los viejitos enamorados que pasan,
dos amantes que se besan,
tres amigos riendo que se abrazan.
Es la parte cuarta del día,
el quinto sueño del alba,
la sexta luna de Saturno;
el séptimo cielo de los antiguos mexicanos.
Es el tiempo detenido de la estatua,
la lluvia serena de las seis de la tarde,
el papel amarillento del libro olvidado,
la sonrisa tibia de una anciana,
el paso cansino de sus años,
el llanto de una despedida triste,
el firmamento fundido con el horizonte
en un océano esmeralda.